Big data y listas de espera en sanidad

By in Big Data

¡Ay las listas de espera! Quizás el talón de Aquiles de nuestra sanidad pública. Todos conocemos algún caso más o menos cercano que ha entrado en lista de espera para una operación y la sensación general es de que se podría gestionar de una manera más eficaz.

El funcionamiento actual, al menos en el caso de la sanidad madrileña, es que una vez entras en lista de espera no sabes si te va a tocar en medio año, en un año o incluso en año y medio. Pero quizás lo que más choca es que la llamada te la hacen de una semana para otra. Son muchos los casos en los que el paciente no tiene disponibilidad a tan corto plazo y si la intervención no es urgente deja pasar su vez porque le es imposible arreglarlo todo de una semana para otra.

Sin embargo esta situación se podría remediar si se utilizara toda la información que obra en poder de la sanidad pública y se aplicaran las técnicas apropiadas para su explotación. Los datos de cuántas operaciones se hacen diariamente según especialidades, cuál es el tiempo medio por intervención, cuánto se desvía la planificación diaria por causas mayores como pueden ser urgencias, fallos técnicos o problemas personales del propio equipo médico, etc. están guardados en el reporte de actividad del centro sanitario. Entonces, ¿por qué no se utilizan para hacer una planificación de las listas de espera?

Pongamos un ejemplo con datos ficticios. En un quirófano se hacen 10 intervenciones diarias. De éstas, un 20% lo son de urgencias. Esto nos da que diariamente se hacen 8 intervenciones de las que están en lista de espera. A partir de aquí no debería resultar muy complicado hacer una estimación de en cuánto tiempo podría llevarse a cabo la intervención de un cliente. Debería ser tan fácil como que si para una determinada operación hay 800 personas en lista de espera y, con los datos que se han aportado, diariamente se opera a 8 (recordemos que de las 10 en total, 2 lo eran por urgencias y, por tanto, no programadas), las cuentas nos darían que a ese cliente se le estaría operando en un plazo de 100 días. Redondeando, en 5 meses.

Con esta información el cliente ya podría hacer una planificación. Si entras en lista de espera el 1 de mayo, con las cuentas comentadas, te estarían operando el 1 de octubre. De esta manera el paciente puede hacerse una idea de que por esa fecha, vamos a dar un margen de semana arriba, semana abajo, tendría que entrar en quirófano.

La pregunta es. ¿Por qué no está utilizando la sanidad pública esta información para ofrecer un mejor servicio a los pacientes? Los datos están ahí, sólo hay que analizarlos convenientemente para poder mejorar las prestaciones. Si estuviéramos en la época de la máquina de escribir y de los archivos en papel se podría entender que esta información no fuera fácil de tratar ni de facilitar. Pero en pleno siglo XXI, con el boom del big data y con todas las herramientas y tecnologías que existen para el tratamiento de ingentes cantidades de información de todo tipo, no se entiende cómo no se aplica todo este conocimiento para mejorar uno de los aspectos que más quebraderos de cabeza está dando a los pacientes y que seguro que a la larga supone más trabajo para la propia sanidad ya que por esa falta de planificación el paciente no está disponible, hay que estar rehaciendo las listas de una semana para la otra, y eso supone un trabajo que se podría evitar.