Llegar a alcanzar tus objetivos o hitos fundamentales con tu startup no es fácil, ya que como el mismo nombre indica, comenzar tu andadura emprendedora implica al comienzo hacerlo con pocos recursos.
«Tienes que estar seguro de que todos los esfuerzos, por pequeños que sean, están bien planificados y ejecutados a la perfección. De hecho, las estrategias de marketing tradicionales no siempre funcionan», asegura Matt Nelson en KissMetrics.
Según el consultor, antes de empezar a poner ladrillos en tu startup, necesitarás apoyarte en una base sólida. Una estrategia de marketing inicial sigue ese mismo principio, asegúrate de tener las siguientes bases cubiertas.Veamos cuales.
1. Elige tu mercado
Según apunta Nelson, suele ser común para un fundador de una startup creer que el mundo entero amará su producto. Después de todo, los fundadores comen, duermen y respiran con sus productos. La realidad es bien distinta, ya que sólo una pequeña parte de la población estará interesada en tu producto.
Entonces, ¿cómo elegimos el mercado? Hay 4 factores a considerar.
1. El tamaño del mercado, ¿se dirige hacia una demografía regional o nacional?
2. La economía de tu mercado, ¿dispone de dinero para gastar en tu producto?
3. La competencia del mercado, ¿está saturado tu mercado? ¿Existen muchos competidores?
4. Tu propuesta de valor, ¿Nos encontramos ante una proposición de valor lo suficientemente singular como para irrumpir en el mercado al que te diriges?
2. Define tu éxito
El éxito es diferente para cada inicio empresarial. Tal vez el éxito para ti sea conseguir 500 nuevas suscripciones en un mes, mientras que otra startup piensa que el éxito es consegir 50.000 euros de en ingresos en un mes. Cualquiera que sea tu idea del éxito tendrás que definirla temprano y definirlo rígidamente. Anótalo o envíalo a todo el equipo. Asegúrate de que todo el mundo que está trabajando conoce la definición del éxito de tu empresa y están preparados para trabajar hacia ella.
Asegúrate de mantener una coherencia. No importa definas tu éxito por suscripciones, ingresos, ganancias o cualquier otrao factor. Lo que importa es que esté atado un crecimiento real y que se pueda medir de la misma manera cada mes.
Asegúrate de que tus métricas básicas sean medibles y específicas. Por ejemplo, supongamos que has definido el éxito como 50 nuevas suscripciones por mes. También podrás medir la tasa de conversión de tres llamadas para registrarte. La idea es tener unas métricas muy valiosas basadas en acciones tomadas a lo largo del embudo de adquisición de clientes (por ejemplo, suscripciones, descargas de libros electrónicos). No trates de medir todo. Concéntrate en los indicadores clave del éxito.
El siguiente paso es asignar las tasas de conversión y sus valores. Considera las suscripciones a boletines informativos, por ejemplo. 100 inscripciones de nuevos boletines de noticias por mes podría suponer un crecimiento increíble si tu tasa de conversión es del 20%. Es decir, si el 20% de sus suscriptores de boletín se convierten en clientes pagadores. En cambio, si tu tasa de conversión es más cercana al 1%, los 100 suscripciones de newsletters puede convertirse en insignificante.
Calcula (basado en datos históricos) la tasa de conversión de tus leads. Ahora haz lo mismo para estimar el valor de vida de un cliente. Si sabes cuántos de tus clientes potenciales convierten y cuánto generan, podrás asignar esos valores a objetivos.
3. Calcula tu presupuesto
Al final del día, todo se reduce al dinero. ¿Cuánto te puede permitir gastar en una estrategia de marketing desde el inicio? Recuerda que mientras que el inbound marketing lleva un coste asociado de un 61% menos que que el outbound marketing conduce. Cuando estableces un presupuesto al principio del juego, tendrás que aceptar esa limitación.
4. Vende la solución, no el problema
Demasiadas iniciativas de startups se centran en el problema en lugar de dar la solución. Tiene sentido, por supuesto. Los fundadores diseñan una solución para el problema, lo que hace que el problema sea la primera motivación para un fundador. Pero lamentablemente, es la solución la que atrae a los clientes potenciales. Seamos realistas, hay cientos de productos que podrían resolver el problema de, por ejemplo, una baja productividad, entonces, ¿por qué no ofrecer conseguir que tu solución sea la elección perfecta?