Las suscripciones a newsletters, portales de información general son cada vez más habituales, siendo una persona a modo particular la que cede sus datos personales a una empresa, de manera que ésta pueda contactarle vía email.
El “e-mail Marketing” o “emailing” es una de las herramientas fundamentales del CRM, que ha barrido la atención del correo postal e, incluso, de algunos servicios de venta y captación por medios telefónicos en call center.
El cliente ha ganado en comodidad y confianza a través de herramientas que generan un coste menor y una repercusión muy positiva en la obtención de información adicional.
1. Comenzaremos por el uso de la base de datos a la que va dirigida la campaña de emailing: ¿han sido los sujetos escogidos por sus afinidad a lo comunicado u ofertado? ¿Se han seguido criterios de segmentación y de saturación? De nada sirve poseer una inmensa base de datos si no se sabe nada de las preferencias de los sujetos incluidos en ella o si, al lanzar la campaña, se generan más bajas que aperturas o clicks de éxito.
2. El siguiente tema a tratar es el contenido del e-mail o creatividad: ¿es comprensible y capta la atención, motiva e incentiva la apertura y, en su caso, la compra? ¿Su contenido es relevante para el usuario?
3. En cuanto al asunto del email, siguiente punto imprescindible a tener en cuenta: ¿es claro y sintetiza el mensaje del cuerpo de texto? Se debe tener en cuenta aquí que muchos e-mails son abiertos desde dispositivos móviles, que no siempre muestran el asunto completo.
Los dos anteriores, creatividad y asunto, contribuyen a que el e-mail sea o no clasificado como spam una vez llega a los usuarios, por lo que asuntos demasiado largos o cuerpos de texto de pura imagen serán, muy probablemente, clasificadas como correos no desedos.
4. Además, la planificación de los envíos debe considerar temas de saturación publicitaria, debiendo guardar espacios de silencio en los que el usuario retome su interés por la compañía y abra los siguientes envíos, en vez de darse de baja.
5. Por último, aunque menos relevante, la hora de los envíos debería ser analizada por número de aperturas, analizando las franjas horarias en las que los usuarios son más receptivos a abrir los e-mails y generar éxito en vez de borrarlos sin abrirlos o causar baja.